- Otra vez después del golpe, la reacción oficial: anuncian reforma al Código Penal sin resolver el abandono estructural del sistema educativo
Redacción/La Noticia de Tlaxcala
Tlaxcala, Tlax., 9 de julio de 2025.- Con el agua hasta el cuello y luego del anuncio de una manifestación por parte de la sección 55 del SNTE en repudio a la violencia y la impunidad que enfrentan los docentes en Tlaxcala, el gobierno estatal reaccionó con lo que ya se ha vuelto costumbre: una promesa de reforma que no ataca las causas del problema, ni garantiza cambios reales en las condiciones de seguridad para el magisterio.
El secretario de Educación Pública, Homero Meneses Hernández, informó que el Gobierno del Estado —por instrucción de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros— presentará una iniciativa ante el Congreso local para modificar el Código Penal y considerar como agravante las agresiones físicas o amenazas dirigidas contra trabajadores de la educación.
Según lo expuesto, se contempla la adición de dos artículos al apartado de lesiones del Código Penal, con el objetivo de que, cuando el personal docente sea víctima de agresión en el ejercicio de sus funciones, la pena se incremente hasta en dos tercios respecto a lo que marca actualmente la ley.
Aunque el titular de la SEP subrayó que “estas dos nuevas incorporaciones al Código Penal contribuirán a que las escuelas sean espacios seguros”, la medida ha sido calificada por voces magisteriales como una acción reactiva, superficial y alejada de la realidad que viven miles de docentes diariamente.
El trasfondo del conflicto radica en el abandono institucional, la precarización laboral y la falta de protocolos eficaces para proteger a quienes educan. Las cifras de violencia escolar, acoso a maestros y agresiones físicas han aumentado, pero el gobierno sigue apostando por reformas que llegan tarde y sin impacto estructural.
La iniciativa será presentada en el próximo periodo de sesiones del Congreso local. Mientras tanto, la marcha convocada por el SNTE sigue en pie, como un recordatorio de que los discursos no bastan para contener la rabia acumulada de un gremio históricamente coptado por los gobiernos en turno.