“Sin amenazas… ¿o sin denuncias? Autoridades aseguran calma en Tlaxcala mientras crece la desconfianza ciudadana”

  • El SESESP afirma que ningún alcalde ha sido extorsionado, pese a las alertas del sector empresarial y la percepción de inseguridad al alza.

Jonathan Olvera | La Noticia de Tlaxcala

Tlaxcala, 12 de noviembre de 2025.- Mientras el sector empresarial advierte sobre extorsiones y cobro de derecho de piso en la entidad, el Secretario Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública (SESESP), Maximino Hernández Pulido, sostiene que en Tlaxcala “todo marcha en calma”.

El funcionario aseguró que ninguno de los 60 presidentes municipales ha reportado amenazas o intentos de extorsión de grupos criminales durante las mesas de seguridad.

“Se les preguntó de manera concreta si tienen alguna amenaza para darle seguimiento, y ninguno nos confirmó que tenga algún tema”, declaró Hernández Pulido.

Sin embargo, la afirmación abre más interrogantes que certezas.

¿De verdad no existen amenazas o simplemente nadie se atreve a denunciarlas?

En un contexto nacional donde la violencia política cobra fuerza y donde alcaldes y funcionarios son blanco del crimen organizado, Tlaxcala aparece, según las cifras oficiales, como una excepción. Pero la realidad percibida por la ciudadanía y por organismos como COPARMEX apunta a un escenario distinto: robo, extorsión silenciosa y miedo cotidiano.

La reciente ejecución del alcalde Carlos Manzo, en Uruapan, Michoacán, recordó que la violencia política no distingue geografías ni partidos. En ese sentido, las declaraciones del SESESP parecen más un intento de preservar la imagen de tranquilidad que una lectura profunda del problema.

Hernández Pulido defendió que los indicadores mantienen a Tlaxcala junto a Campeche y Yucatán como de los estados más seguros del país. No obstante, las cifras frías y los discursos oficiales contrastan con el sentimiento ciudadano, que percibe un aumento del riesgo, una falta de presencia policial efectiva y una creciente desconfianza en las instituciones.

En Tlaxcala, la paz parece depender más del silencio que de la certeza.

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