Jonathan Olvera/La Noticia de Tlaxcala
Nativitas, Tlax., 27 de junio de 2025. El robo de la cabeza de una escultura religiosa en el templo histórico de Santiago Michac, en el municipio de Nativitas, expone no solo la vulnerabilidad del patrimonio sacro en Tlaxcala, sino también la ausencia de acciones preventivas y de vigilancia efectiva por parte de las autoridades estatales y municipales.
La madrugada del miércoles 25 de junio, dos sujetos irrumpieron en el recinto religioso y sustrajeron la cabeza de la imagen principal de Santiago Apóstol, una obra con más de 150 años de historia. La pieza, perteneciente al acervo artístico religioso del siglo XIX, fue arrancada con precisión quirúrgica, lo que hace sospechar que los perpetradores sabían exactamente lo que buscaban.
El crimen fue descubierto horas después, cuando el párroco, consternado, alertó a la comunidad con el repique de campanas. Las cámaras de seguridad evidencian la planeación del robo: uno de los ladrones simuló devoción, mientras el otro actuó con frialdad y destreza, ocultando la pieza entre sus ropas antes de salir del templo sin ser detenido.
Este atentado al patrimonio sacro ha generado indignación entre los pobladores, quienes acusan indolencia institucional y desinterés por parte de las autoridades encargadas de la protección cultural y la seguridad pública. Pese a que el caso ya fue denunciado, no se han informado avances en la investigación ni se ha desplegado un operativo de búsqueda.
El templo de Santiago Michac no solo representa un espacio de fe, sino un símbolo histórico de identidad comunitaria, y el robo de una de sus esculturas más veneradas es un golpe directo a la memoria colectiva. La falta de vigilancia y protocolos de resguardo en inmuebles con valor artístico y religioso sigue siendo una deuda pendiente en Tlaxcala.
Mientras tanto, la comunidad espera respuestas y resultados. Lo que está en juego no es solo una pieza de madera tallada: es la dignidad de un pueblo que se niega a ser cómplice del olvido.