Guillermo Veloz/La Noticia de Tlaxcala
Tlaxcala, Tlax., 14 de julio.— La comunidad escolar de las primarias Emiliano Zapata e Ignacio Manuel Altamirano decidió alzar la voz con firmeza ante la imposición del gobierno estatal de demoler sus instalaciones y trasladarlas a otra zona. Con lonas que cuelgan tanto al interior como al exterior del plantel, madres y padres de familia lanzaron un mensaje claro: “No nos vamos a cambiar.”
La protesta surgió luego del anuncio oficial que contempla el derribo del inmueble —ubicado a un costado del Mercado Emilio Sánchez Piedras, en el corazón de la capital— y su reubicación en La Loma Xicohténcatl, una zona alejada del centro y de difícil acceso para muchas familias.
“Seguiremos haciendo historia en estas instalaciones”, se lee en otra de las lonas que permanece visible desde hace varios días. El mensaje no solo es un acto de resistencia, sino un llamado de atención ante lo que consideran decisiones autoritarias y sin diálogo previo.
Padres y madres afirman que no han recibido una explicación clara sobre las razones técnicas del proyecto ni sobre las condiciones del nuevo espacio, que para muchos representa una carga logística, económica y emocional. Algunos incluso temen que la reubicación signifique el cierre definitivo del modelo educativo actual.
“Quieren borrarnos sin preguntar, pero no vamos a permitir que destruyan la historia de generaciones enteras”, dijo una madre inconforme en entrevista breve.
Hasta el momento, ni la Secretaría de Educación Pública del estado ni el gobierno municipal han emitido una postura oficial sobre la protesta ni han informado si abrirán canales de diálogo con la comunidad escolar.
Este conflicto pone de nuevo sobre la mesa una pregunta incómoda pero urgente: ¿hasta dónde se toman decisiones de infraestructura educativa sin escuchar a quienes verdaderamente viven la escuela?