Jonathan Olvera/La Noticia de Tlaxcala
Tlaxcala, Tlax., 14 de julio.— Con el corazón dolido pero la convicción firme, docentes de la Universidad Tecnológica de Tlaxcala (UTT) y del CECyTE-EMSaD, pertenecientes a la Sección 55 del SNTE, tomaron las calles del centro capitalino en una marcha silenciosa, portando moños negros en señal de luto y dignidad.
El motivo: honrar la memoria de su compañero José Manuel López Juárez, maestro asesinado recientemente en circunstancias aún bajo investigación, y al mismo tiempo lanzar un grito callado pero contundente: “¡Queremos justicia y seguridad para el magisterio!”
En formación ordenada, sin consignas estruendosas, pero con una presencia que pesaba más que cualquier discurso, caminaron por las principales calles de Tlaxcala capital. Su protesta fue un acto simbólico de duelo colectivo, pero también un reclamo por un problema que el Estado ha evadido: la creciente inseguridad que ya alcanzó a las aulas y a quienes las sostienen.
Para los manifestantes, el crimen de José Manuel no es un hecho aislado, sino un síntoma de un entorno que ha dejado de proteger a sus educadores. “La violencia también enseña cuando el silencio institucional se impone”, comentó uno de los participantes.
Ni la Secretaría de Educación ni la Fiscalía han emitido hasta el momento un posicionamiento firme que esclarezca el caso o atienda la exigencia de garantías reales para el sector educativo.
Esta movilización silenciosa deja una pregunta en el aire: ¿cuántos maestros más deberán caer para que la educación deje de ser una profesión de alto riesgo?