Jonathan Olvera/La Noticia de Tlaxcala
Tlaxcala, Tlax., 6 junio de 2025.
Lo que inició como un intento de asalto en una unidad del transporte público en la comunidad de Acuitlapilco, en Tlaxcala capital, terminó evidenciando nuevamente el deterioro del tejido social y la limitada capacidad de respuesta institucional ante la creciente inseguridad.
Gracias a una llamada oportuna al número de emergencias 911, elementos de la Policía Municipal lograron frustrar el atraco y, tras un operativo coordinado desde el C5i y apoyado por cámaras de videovigilancia, identificaron y detuvieron a Santos N., presunto responsable del delito.
Sin embargo, la reacción ciudadana fue más rápida –y más violenta– que la respuesta oficial. Un grupo de personas retuvo y golpeó al presunto asaltante antes de que llegaran los elementos de seguridad, obligando a las autoridades a activar el protocolo contra intentos de linchamiento para rescatarlo y trasladarlo al Hospital General de Tlaxcala en calidad de detenido.
Este hecho no solo refleja la escalada de violencia e inseguridad que vive la capital, sino también la pérdida de confianza en las instituciones encargadas de impartir justicia. Cuando los ciudadanos optan por hacer justicia por propia mano, el mensaje es claro: el sistema no está funcionando.
La administración municipal, encabezada por Alfonso Sánchez García, suma con este episodio un nuevo señalamiento sobre la ineficacia de su política de seguridad. Si bien se presume la intervención tecnológica del C5i, los hechos dejan al descubierto que la prevención es insuficiente y la reacción llega tarde.
Los intentos de linchamiento no deben normalizarse ni minimizarse. Son el síntoma de una sociedad que ya no espera respuestas del gobierno, sino que actúa al margen de la ley porque la ley ha dejado de protegerlos con eficacia.