Jonathan Olvera/La Noticia de Tlaxcala
Zacatelco, Tlax., 28 de junio de 2025.- La violencia contra transportistas en el sur de Tlaxcala no da tregua. Este sábado por la mañana, un nuevo asalto a mano armada volvió a poner en evidencia la creciente inseguridad en la región y la limitada capacidad de las autoridades para frenar estos delitos que afectan directamente a cadenas comerciales, conductores y ciudadanía.
A las 09:23 horas, elementos de la Dirección de Seguridad Pública y Vialidad Municipal de Zacatelco auxiliaron a un conductor de 43 años identificado como Óscar N., quien fue interceptado por hombres armados mientras transportaba mercancía para la tienda departamental Coppel.
El asalto ocurrió en la intersección entre la autopista Puebla-México y la carretera a Huejotzingo. Ahí, dos vehículos —un Ford Fiesta y una Jeep Patriot, ambos de color negro— cerraron el paso a la unidad de carga. Sujetos armados descendieron, amagaron al conductor y lo obligaron a bajar de la unidad. Posteriormente, fue trasladado por la fuerza en el Ford hasta el municipio de Zacatelco, donde fue abandonado sobre la carretera Domingo Arenas, a la altura de “la cadena”.
Fue ahí donde el afectado logró pedir auxilio a policías municipales, quienes lo acompañaron de regreso al punto donde, según datos de geolocalización, se hallaba la unidad robada. En el lugar ya se encontraban elementos de la Guardia Nacional, quienes iniciaron los protocolos correspondientes. También llegaron policías estatales de Puebla y personal de monitoreo de la empresa afectada.
Aunque se logró recuperar el vehículo, el hecho reaviva la preocupación sobre la alta incidencia de asaltos en carreteras limítrofes entre Puebla y Tlaxcala, zonas que se han convertido en corredores de riesgo para el transporte de carga, sin que existan estrategias claras de contención.
El caso, además, revela una inquietante normalización de estos delitos: la violencia ejercida contra el conductor, el uso de múltiples vehículos para operar el robo, la logística criminal desplegada y el abandono del afectado en otro municipio, muestran que se trata de estructuras delictivas organizadas, más allá de simples “asaltantes de paso”.
Mientras autoridades de los tres niveles de gobierno presumen acciones de vigilancia y coordinación interestatal, los transportistas siguen expuestos y la impunidad permanece como el sello de cada nuevo atraco.
