Jonathan Olvera | La Noticia de Tlaxcala
Tlaxcala, Tlax., 5 de noviembre de 2025.- El alcalde de Tlaxcala, Alfonso Sánchez García, finalmente se pronunció sobre el asesinato del presidente municipal de Uruapan, Carlos Manzo, pero lo hizo cuatro días después del hecho y solo tras sumarse a un desplegado colectivo, lo que ha sido interpretado como una reacción obligada, no genuina.
Mientras gobiernos municipales, organizaciones y ciudadanos exigían justicia desde el primer día, Sánchez García guardó silencio público, ausente en declaraciones, redes sociales o acciones de respaldo. Su posicionamiento surgió únicamente a través de un documento firmado con la Asociación de Ciudades Capitales de México (ACCM), en un tono institucional y sin propuestas claras.
El alcalde escribió:
“Desde nuestra Asociación reiteramos nuestra disposición al diálogo, la colaboración y la construcción de paz…”
Sin embargo, su mensaje fue percibido como tibio, tardío y desconectado del dolor social, pues evitó nombrar directamente al crimen organizado, no exigió resultados a las autoridades de seguridad federal o estatal y omitió cualquier gesto directo de apoyo a la familia de Manzo.
Críticas principales hacia el edil tlaxcalteca
- Silencio prolongado: tardó cuatro días en pronunciarse tras el asesinato de un alcalde en funciones.
- Postura genérica y colectiva: no fue un mensaje propio ni firme, sino un desplegado institucional firmado “en grupo”.
- Sin acciones claras: no anunció iniciativas, posicionamientos en cabildo ni exigencias formales de justicia.
- Falta de empatía política: su pronunciamiento fue visto como un trámite más que un acto de solidaridad o liderazgo.
Liderazgos ausentes ante una violencia que no da tregua
El asesinato de Carlos Manzo mostró no solo la vulnerabilidad de quienes gobiernan municipios en México, sino también la debilidad y el cálculo político de quienes prefieren el silencio antes que asumir posturas firmes. En Tlaxcala, esa actitud tiene nombre: Alfonso Sánchez García.
