Jonathan Olvera | La Noticia de Tlaxcala | Foto: Mundo Político
Chiautempan, Tlaxcala.– La violencia golpea de nuevo al corazón de Tlaxcala. El cuerpo de J.D.S.A., un adolescente de apenas 15 años, fue hallado con claras huellas de violencia cerca del recinto ferial de Chiautempan, entre Santa Cruz Guadalupe y San Bartolo. Su madre fue quien lo encontró, en un momento que ningún padre debería enfrentar jamás.
Este asesinato no es un hecho aislado: semanas atrás, dos menores fueron encontrados sin vida en Nativitas. Mientras tanto, la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros repite que Tlaxcala es “el estado más seguro del país”, frase que choca con la realidad de madres que entierran a sus hijos y funcionarios que se blindan en camionetas y reparten notarías.
Las cifras oficiales revelan la otra cara de la moneda: 75 homicidios dolosos de enero a julio de 2025 y más de 600 asesinatos en cinco años. En julio pasado, 13 homicidios alarmaron a un estado pequeño, mientras los responsables de seguridad priorizan privilegios políticos sobre la protección ciudadana.
El asesinato de J.D.S.A. marca un antes y un después: el dolor se transforma en rabia, y la ciudadanía cuestiona la credibilidad de un gobierno que, mientras presume seguridad, falla en lo más básico: cuidar la vida de sus niños.
