Redacción/La Noticia de Tlaxcala
Tlaxcala, Tlax., 13 de julio de 2025.- Con una reflexión aguda, elegante y cargada de verdad incómoda, la activista feminista y emprendedora Blanca Rugarcia González encendió las redes sociales tras publicar en su perfil de Facebook un mensaje que no solo cuestiona la normalización de la precariedad laboral, sino que desnuda el abandono, la desigualdad y el cinismo institucional en Tlaxcala capital.
Todo comenzó tras la viralización del testimonio de una mujer que, mientras barría las calles del centro tras la reciente granizada, confesó tener cuatro trabajos para sobrevivir. Las redes estallaron con comentarios aplaudiendo su esfuerzo, pero Rugarcia lanzó una pregunta que incomodó a muchos:
“¿En serio vamos a seguir romantizando que alguien tenga que matarse en 4 chambas para sobrevivir?”
De ahí partió un análisis crítico de la activista sobre los bajos sueldos que reciben trabajadores del área de Servicios Municipales —aproximadamente $5,000 mensuales, según su propio testimonio— frente al salario del alcalde Alfonso Sánchez García, quien percibe hasta $74,000 mensuales. Todo esto, en una ciudad con un presupuesto municipal superior a $355 millones de pesos, el más alto del estado.
“Mientras Esperanza barre el centro, otros barren sus responsabilidades bajo la alfombra”, escribe con ironía, cuestionando no solo el estado deplorable de las calles, baches, camellones infestados y plagas, sino también la estrategia del ayuntamiento, que responde con brigadas esporádicas que “son como poner una curita a una hemorragia”.
La crítica no se detuvo en cifras: también apuntó a los funcionarios responsables de las áreas operativas —Marco Valencia y Iram Papaqui Texpa— a quienes señala por su ausencia, opacidad y falta de resultados.
Y mientras eso sucede, sostiene, el presidente municipal aparece bailando en el centro y tomándose selfies como si se tratara de un influencer en plena campaña.
“Regresó con TikToks y likes, pero se le olvidó regresar con lo básico: limpieza, luminarias, calles transitables”, acusó.
La publicación se convirtió en una suerte de “manifiesto ciudadano” que exige rendición de cuentas, inversión real en dignidad urbana y fin al discurso cómodo del “anterior lo hizo peor”.
“Con más de 355 millones ¿no alcanza para una ciudad digna? ¿O ya se acostumbraron a que nunca exigimos?”
Así concluye Blanca Rugarcia, dejando claro que en Tlaxcala hay cada vez más voces dispuestas a romper el silencio ante el abandono disfrazado de espectáculo político.