Redacción/La Noticia de Tlaxcala
Tlaxcala, Tlax., 27 de junio de 2025. – La más reciente estrategia de Comunicación Social del Gobierno de Tlaxcala ha sido severamente cuestionada por la ciudadanía, luego de que se otorgaran reconocimientos oficiales a dos influencers locales por su “liderazgo en el ámbito económico”, basando el mérito en reseñas pagadas de restaurantes.
La ceremonia, promocionada como un impulso a la economía local, resultó contraproducente para la imagen institucional de la administración de Lorena Cuéllar, al ser percibida como un acto frívolo, alejado de las prioridades sociales y carente de rigor en la selección de perfiles.
Los comentarios en redes sociales no tardaron en evidenciar el malestar:
“El Gobierno del Estado aplaude influencer en vez de ver el talento que hay en olimpiadas, jóvenes con excelentes calificaciones. Ahora resulta que es más grato una guacamaya que habla y habla y no tiene gran aportación para Tlaxcala.” – Gerardo Zamora Pelayo
“Influensers… ¿Quiénes se supone que son?” – Jonathan León
“Con todo respeto, en Tlaxcala hay mujeres con mucho talento: artistas, estudiantes, catedráticas, atletas que deben ser reconocidas. ¿Pero influencers?” – María Eugenia Lima
“Lorena Cuéllar, ya deje de hacer que Tlaxcala sea conocido por estas estupideces. Otorguen apoyo a jóvenes sobresalientes en educación, deporte y desarrollo.” – Alfredo Fsr
“Cada día estamos peor con este gobierno y sus jaladas, premian a las gorronas estas… que atienda los problemas de inseguridad.” – Jony Walas
“Más que influencer son modelitos que hacen comerciales. Muy lícito su trabajo… pero darles un reconocimiento por eso es un exceso.” – Alfredo Escamilla
Otros usuarios calificaron el acto de “asco”, “exceso” y “desconectado de la realidad”, mientras que algunos ironizaron con frases como: “En su casa las conocen” o “Ya nomás maman”.
En medio de una creciente exigencia de rendición de cuentas, la ciudadanía reclama que los recursos públicos se destinen a premiar a verdaderos agentes de cambio: científicos, estudiantes, emprendedores, deportistas o artistas, no a figuras del entretenimiento digital que, aunque válidas en su oficio, no necesariamente representan un impacto estructural en el desarrollo económico del estado.
Este episodio deja en evidencia el divorcio entre la percepción ciudadana y la agenda mediática del gobierno, así como el uso cuestionable de recursos para la construcción de imagen pública con base en popularidad digital antes que en mérito comprobado.
