Guillermo Veloz/La Noticia de Tlaxcala
Huamantla, Tlax., 8 de junio de 2025. — En el corazón de la Plazuela de El Calvario, donde la historia respira entre calles empedradas y arquitectura centenaria, se encuentra un espacio que guarda más que nombres: resguarda el alma misma de Huamantla. Se trata del Jardín de las Mujeres y Hombres Ilustres, un lugar de memoria viva que honra a quienes con su vida y obra han dejado una huella imborrable en este Pueblo Mágico.
Cada placa dorada que adorna este jardín cuenta una historia de talento, lucha, creatividad y amor por la tierra huamantleca. Desde el Diputado Constituyente José Mariano Sánchez Santisteban, quien luchó por la soberanía de Tlaxcala, hasta el reconocido alfombrista Bernardo Báez Méndez, cuyo arte efímero llegó hasta El Vaticano, este espacio representa una lección viva de identidad y orgullo colectivo.
El entorno enriquece el simbolismo: frente al jardín se alza el templo de El Calvario, un recinto de valor histórico y espiritual que, además, alberga un fenómeno único en la región: treinta momias formadas de manera natural, resguardadas silenciosamente entre sus muros.
Gracias a la visión del presidente municipal Salvador Santos Cedillo, el jardín fue rehabilitado en 2023, revitalizando su esencia como lugar de encuentro entre el pasado y el presente. Ese mismo año, por primera vez, se incorporaron mujeres ilustres al memorial: Lucina Marcela Toulet Abasolo, Bolivia Compañ Pérez y Carolina Hernández Castillo, junto con el revolucionario Ángel Aquileo García Flores.
En 2024, con motivo del 490 Aniversario de la Fundación de Huamantla, se rindió homenaje al entrañable cronista José “Che Ché” Hernández Castillo, entonces de 98 años, consolidando así el valor de la crónica como pilar de la memoria comunitaria.
El Jardín de las Mujeres y Hombres Ilustres no solo es un atractivo turístico. Es, sobre todo, una ofrenda permanente a quienes han engrandecido Huamantla con su entrega. Es también una invitación abierta para que cada visitante se detenga a leer, reflexionar y emocionarse con las historias de quienes construyeron el alma de este pueblo.
Porque en Huamantla, el pasado no se olvida: se honra, se escribe con letras doradas y se convierte en inspiración para el futuro.