Guillermo Veloz/La Noticia de Tlaxcala
Tlaxcala, Tlaxcala. 27 de mayo de 2025. La LXV Legislatura del Congreso del Estado de Tlaxcala formalizó este martes la ratificación de Jakqueline Ordoñez Brasdefer como presidenta de la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH), en una sesión que estuvo marcada más por la rutina legislativa que por la reflexión democrática.
Durante la trigésima sexta sesión ordinaria, el pleno aprobó el dictamen que valida su designación para un nuevo periodo de cuatro años (2025–2029). Sin embargo, la ceremonia de toma de protesta no estuvo exenta de ruido: un grupo de activistas se manifestó en contra de su reelección, cuestionando tanto el fondo del proceso como su simbolismo.
Mientras en el salón de sesiones se repetía el guion institucional —dictamen, votación, protesta—, afuera, las críticas apuntaban a lo que muchos consideran una “normalización de la continuidad sin contrapesos”. Para diversos colectivos, la reelección de Ordoñez Brasdefer representa un retroceso en la pluralidad institucional, al favorecer la permanencia de figuras con vínculos cercanos al poder político estatal.
“Lo que está en juego no es un nombre, sino el mensaje que se manda a las víctimas: que la defensoría de derechos humanos se maneja con la lógica del amiguismo y no con estándares de independencia”, denunció uno de los manifestantes.
Además de la presidencia, también se tomó protesta a cuatro nuevos consejeros consultivos que acompañarán la gestión durante el mismo periodo. Sin embargo, ni su perfil ni su designación lograron calmar las aguas.
Con esta nueva etapa, la CEDH entra en un periodo crucial, donde deberá probar que su labor no solo será técnica, sino también autónoma y cercana a las demandas ciudadanas. Para Ordoñez Brasdefer, la continuidad implica ahora demostrar que la crítica no solo se tolera… sino que se escucha.
